lunes, 7 de noviembre de 2011

Los púlsares.

Un púlsar es una estrella de neutrones (el remanente de una supernova), que emite radiación periódica. Producen uno de los campos magnéticos más fuertes que se conocen. La emisión de estos pulsos de radiación electromagnética en intervalos regulares, que suelen ser periodos muy cortos de tiempo, relacionados con el periodo de rotación del objeto.

Una cosa difícil de imaginar, es que una estrella como esta, puede tener aproximadamente el tamaño de Manhattan, y aun así girar cientos de veces por segundo. Puede resultar mareante, pero... ¿Por qué no se disgrega el núcleo de la estrella?

La respuesta a esta pregunta se encuentra en la impresionante fuerza de gravedad que mantiene unida la estrella. Esta fuerza es tan enorme, que en su superficie un átomo puede viajar a velocidades superiores a 70000 km/s y también, cerca del núcleo, la fuerza de gravedad es tan grande, que los electrones se encuentran "DENTRO" del núcleo atómico.

Los polos magnéticos de una estrella de neutrones son lugares de actividad muy intensa: emiten chorros de radiación en el rango del radio, rayos X o rayos gamma, como si fueran cañones de radiación electromagnética muy intensa y muy colimada.

Por razones aún no muy bien entendidas, los polos magnéticos de muchas estrellas de neutrones no están sobre el eje de rotación. El resultado es que los "cañones de radiación" de los polos magnéticos no apuntan siempre en la misma dirección, sino que rotan con la estrella.


Es posible entonces que, mirando hacia un punto determinado del firmamento; recibamos un "chorro" de rayos X durante un instante. El chorro aparece cuando el polo magnético de la estrella mira hacia la Tierra, deja de apuntarnos una milésima de segundo después debido a la rotación, y aparece de nuevo en el mismo polo vuelve a apuntar hacia la Tierra. Lo que percibimos entonces desde ese punto de cielo son pulsos de radiación con un periodo muy exacto, que se repiten una y otra vez.


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